- Vale, aunque no es mucho. La chica entró aquí como una chica con una anemia descomunal pero a fin de cuentas normal. Poco a poco fue como si se estuviera muriendo por nada, y no éramos capaces de pararlo. Era como, si algo se la estuviera comiendo por dentro, pero estaba limpia. De hecho, cada vez más limpia, porque lo vomitaba todo, fluido que entraba en su cuerpo, fluido que expulsaba de alguna manera. Sangraba mucho por los ojos, cada vez que lloraba.
Y bueno, comía con avidez pero luego lo vomitaba sin remedio, mezclado todo con sangre. En definitiva, su cuerpo no toleraba nada, nada en absoluto. Lo intentamos todo, te lo prometo. Cada noche soñaba con ella, era un reto, pero sobretodo nos sobrecogía su sufrimiento. Al final tenía la mirada de las personas que van a morir. Pero contra todo pronóstico, no se moría. Nunca he visto una lucha así en todos mis años de carrera. Las pruebas seguían saliendo normales, pero diferentes cada vez. Su cuerpo cambiaba por dentro, y todo lo que hacíamos no surtía efecto, era completamente inútil.
Cuando estaba lúcida, tenía unos momentos de calma en los que hablaba un poco con su madre y nos miraba con mucha pena, y luego se empezaba a volver como loca como si le doliera a rabiar el estómago, y nos atacaba. Descartamos todas las opciones, incluida la rabia. Parecía un conjunto de todas las enfermedades.
Al final acabó atada a la cama y completamente sedada, aunque parecía generar una resistencia porque cada vez se espabilaba más.
- Vaya, parece que le afectó bastante.
- No tenía mucho más que tu edad cuando entró aquí, tendría unos veinte años, y yo tenía treinta y dos, fue bastante impactante. Fue como si su organismo se estuviera matando a sí mismo. Y eso es lo que hubiera acabado pasando, si no hubiera desaparecido. Probablemente fue lo que acabó pasando, dondequiera que fuera a parar.
- Espere, ¿desapareció?
- Se escapó, o eso es lo que creemos. Una madrugada acudimos a los gritos, cuando llegamos la madre estaba llorando desconsolada, las correas de la cama rotas, y la ventana abierta. La madre dijo que le había dado un ataque de ira de los más fuertes y había saltado por la ventana, tenía una herida en la cara por tratar de detenerla.
- Pero, si se había tirado, habría caído abajo y habría muerto, ¿no?
- Sí, eso hubiera sido lo lógico.
- ¿Pero...?
- Ahí se acaba la historia, no sabemos nada más, era la segunda planta, se podría romper las piernas al saltar, pero también podría haber escapado.
- Vaya. Bueno supongo que ya me lo ha contado todo... si se acuerda de algo más, ¿me podría llamar?
- Claro guapa, apúntame tu número ahí. Espero que te haya servido de algo.
- Sí, la verdad es que me ha dado un par de datos nuevos, que es más de lo que se puede pedir de un caso antiguo.
Después de pagar, cuando ella ya se disponía a ir hacia el ascensor y yo hacia la puerta, me dijo.
- Lo único que creo que se me ha escapado decirte, es que además de a la comida, tenía intolerancia a la luz.
- ¿A la luz?
- A la luz del sol, la eléctrica, a cualquier luz fuerte, tuvimos que graduar la luz de su habitación para que no le molestara, y aún así las reacciones cutáneas eran terribles. Las quemaduras que le salieron en los brazos y la cara eran de segundo o tercer grado en tan sólo unos segundos de exposición.
Hay enfermedades que tienen esos síntomas, pero tampoco funcionó la medicación para eso.
- Vaya... eso es muy interesante, ¡muchas gracias!
- De nada, que te vaya bien el trabajo, hasta luego.
- Adiós.
Con una grabación exquisita y un millón de ideas en mi cabeza llena de fantasía, me volví a casa en autobús, bullente de emoción y nervios, deseando transcribir mi entrevista.
Sigue! Sigue! Que he estado liada y ahora que me he metido tenía un montón por leer! Me he quedado con ganas de más, se está poniendo muy interesante ^^
ResponderEliminarMe gusta que lo hayas ambientado en la actualidad, a mi me cuesta mucho escribir en esta época...
Diios... si paras de escribir ahora, será como parar antes de llegar al orgasmo... Me encanta... No puedo dejar de leer...
ResponderEliminarMentirijillas desde mi reino. BEsos a tus orillas.